¿Cuáles son los principales desafíos que empresas y directivos deberán afrontar en materia de Compliance?
¿Cuáles son los motivos que empujan a las compañías a incluirlo? ¿Qué aporta un Compliance efectivo en las empresas? ¿Se ha conseguido implementar un Compliance que sea creíble? ¿Cuáles son las principales dificultades a las que los directivos se enfrentan en este campo?, son cuestiones que preocupan a los profesionales de compliance
El Estudio: “Del Cumplimiento estético al Compromiso auténtico”, elaborado por LLYC y presentado en esta sesión recopila la opinión de más de 41 ejecutivos de empresas nacionales e internacionales con actividad en España, analiza cuál es la situación actual, e identifica las necesidades y los principales desafíos que las compañías y sus directivos tienen en materia de Compliance.
Fue Patricia Carretero, Corporate Compliance & Integrity Senior Advisor, LLYCA quien sintetiza las tres conclusiones principales:
- Compliance evoluciona para aportar valor y convertirse en un aliado del negocio y de sus líderes:
- El 73% de los ejecutivos encuestados cree que Compliance aporta valor real a su empresa y un porcentaje muy similar (71%) lo considera una inversión para crecer, mientras que sólo un 27% lo considera meramente un gasto y un 29% únicamente algo necesario para evitar sanciones.
- Existe una convicción clara de que Compliance es y será cada vez más altamente valorado por los distintos grupos de interés presentes en el ecosistema en el que la empresa opera. Así, 9 de cada 10 directivos (90%) reconocen el valor de Compliance para los socios de negocio actuales o potenciales, y una cifra muy similar su valor para los colaboradores de la organización (88%). En menor medida, el 71% reconoce de forma clara el impacto positivo de Compliance para los clientes y consumidores de la organización.
- De lo que no hay duda es que Reputación y Compliance van de la mano; El 93% de los ejecutivos consultados considera que contar con un sistema de compliance efectivo mejora y refuerza la reputación de la empresa.
- Pero algo está fallando: en la mayor parte de los casos Compliance se queda en algo meramente estético y defensivo:
A este respecto, Carretero indicó que el 42% de los encuestados afirma que Compliance no forma parte de la estrategia de su compañía y por tanto tampoco lo está en el día a día del negocio ni de sus profesionales. Es decir, desde arriba se reconoce su valor pero falta una implementación adecuada.
- La cultura corporativa de integridad y cumplimiento sigue siendo la asignatura pendiente:
En este apartado del estudio, la ponente resaltó que el 100% de los directivos la considera un factor determinante para la creación de valor de la empresa.
Sin embargo, un 46% considera que en su empresa NO hay una cultura corporativa adecuada y el 27% considera que el comportamiento de los empleados y directivos NO se ajusta a los valores culturales corporativos declarados por la compañía.
Al mismo tiempo subrayó que el 78% de los encuestados consideran que la pandemia del Covid hace aún más necesario contar con una Cultura de integridad y cumplimiento en las organizaciones.
Un debate muy productivo
En el debate posterior participaron junto a la ponente, Patricia Carretero, dos reconocidos expertos como José Luis Fernández, Director de la Cátedra Iberdrola de ética económica y empresarial, Universidad Pontificia Comillas y Enrique Aznar – Compliance Officer, Abogado y profesor de IE Law School, moderados por Esperanza Hernández, Instituto de Estudios de Compliance de ASCOM.
Profundizando en el nuevo paradigma al que se enfrentan las empresas, los ponentes coincidieron en que ya no es suficiente con cumplir las leyes y obtener los máximos beneficios: ahora se exige eso y más. Es esencial incorporar una cultura de integridad, adquirir nuevos compromisos que tengan en cuenta las expectativas y creencias de los distintos stakeholders, y por encima de todo, CUMPLIRLOS.
Se discutió sobre el valor que un Compliance eficaz, que ponga el foco en la cultura de integridad, tiene para el negocio, convirtiéndose en un aliado para el crecimiento sostenible de las empresas.
Al mismo tiempo se debatió sobre la necesidad de concienciar a los directivos respecto de los beneficios que aportará un Compliance basado en valores. Insistiendo en su importante rol como promotores de una cultura de integridad y cumplimiento, así como en la necesidad de que el mensaje desde arriba sea permeable para mandos medios y llegando a todos los que forman parte de la organización.
Hubo acuerdo en que queda un largo camino, pero que estamos en la senda. Se discutieron algunas claves para poner esto en práctica, destacando la importancia de trabajar de forma colaborativa a la hora de definir valores, politicas y otros estándares, así como de comunicar de forma eficaz y de concienciar explicando no sólo el “qué” y el “cómo” sino también el “porqué”.
En definitiva, dar espacio a la reflexión y a la comprensión de que el propósito último de Compliance no es evitar sanciones penales o legales de otro tipo, sino cultivar una organización ética, en la que sus directivos y empleados tomen decisiones y actúen de forma alineada con las leyes y también con los valores y principios que la organización explicita en sus códigos y políticas internas.
Compliance puede contribuir a hacer mejores empresas, con un crecimiento sostenible en el tiempo, que tomen decisiones pensando también en el largo plazo, y en las que directivos y empleados sientan el orgullo de ser parte de ellas.