Hablar de Talsa es hacerlo de una pyme volcada al mundo del metal y que Eduardo Echavarría, como presidente, es la segunda generación de este negocio que se inició hace ochenta años. “En estos momentos estamos pasando la empresa a mi hijo, que será la tercera generación”. Apunta nuestro entrevistado.
“Fabricamos perfiles de acero tanto para refuerzos de ventana de PVC, estructuras fotovoltaicas, invernaderos, estanterías”. Un negocio algo invisible pero que casi todo el mundo lo utiliza. La empresa también exporta a países como Francia e indirectamente a Hungría, Polonia y Rumanía.
Echavarría reconoce que gracias a que su empresa está asociada a la Federación del Metal “estamos pendientes de las novedades que tienen que ver con nuestra actividad. Eso hizo que hace años pusimos en marcha nuestra ISO. Cuando conocimos del compliance a través de dicha Federación pensamos que podría ser interesante conocer realmente de qué estábamos hablando”.
Este empresario creado a sí mismo reconoce que gracias al programa formativo diseñado por ASCOM en colaboración con la Diputación Foral de Bizkaia ha podido conocer lo que es el compliance desde un punto de vista práctico y sus indudables valores añadidos de cara a mejorar la reputación y el buen gobierno de las empresas.
Esta iniciativa se ha vertebrado en dos partes. Una primera de un programa formativo que ha sido desarrollada por el Instituto de Estudios de Compliance, entidad adscrita a ASCOM y que ha permitido a estas pymes seleccionadas como TALSA conocer desde una perspectiva teórica-práctica, cuáles son los elementos esenciales de un sistema de compliance eficaz, alineados con los contenidos de la norma UNE 19601 y la norma ISO 37001.
Y la segunda fase donde las labores de los despachos profesionales que han intervenido en la parte práctica se han limitado a dirigir, apoyar y orientar de forma proactiva a cada empresa participante en el desarrollo de su propio modelo de compliance.
Nuestro interlocutor nos confiesa que “la implantación de un programa de compliance en la propia Federación del Metal de la que forma parte de su Consejo de Gobierno nos ayudó a saber realmente el alcance de esta actividad de cumplimiento normativo. Eso ha hecho que haya vivido más de cerca lo que es la puesta en marcha del compliance”.
Al mismo tiempo nos destaca que “aunque teníamos la idea de implementar el compliance más adelante en nuestra empresa, en los próximos dos años, haber sido seleccionado como pyme para participar en este programa formativo sobre compliance nos ha ayudado mucho a conocerlo mejor y tenerlo como prioridad en nuestra estrategia empresarial”.
A este programa formativo han participado por parte de TALSA, su presidente Eduardo Echavarría, la que en aquel entonces era directora de administrativa Camila Aniel-Quiroga y el director comercial Fernando Tobía de la entidad. “Hay que reconocer que el programa formativo ha sido bastante ameno, cosa que se agradece porque hablamos de una actividad difícil de entender. Pero se agradece el trabajo de los monitores que han sabido explicar este tema”.
La utilidad del compliance
Sobre los mensajes recibidos en este programa formativo, Echavarría señala que “el compliance es algo útil para la empresa y ha venido para quedarse. Es una herramienta importante para reducir los riesgos y las posibles conductas delictivas en la empresa”.
La crisis del coronavirus que asola a la sociedad española y a muchos países del mundo ha generado que la implantación del programa de compliance en TALSA aún no se haya configurado en su totalidad “faltan algunos flecos aún, pero esperamos que cuando salgamos de esta pandemia y se levanten las restricciones lo podamos rematar y ponerlo en marcha a corto plazo”.
Para el presidente de TALSA, la utilidad del compliance está fuera de dudas “nos va a ayudar a mejorar la reputación de la compañía, no en vano nuestra empresa tiene una vertiente internacional que va creciendo, con lo cual es bueno trabajar en este tipo de actividades que ya se conocen en muchos países de Europa”.
Pese a que el modelo de compliance de esta pyme vizcaína aún no está concluido, su principal dirigente nos puede indicar que “lo queremos gestionar de forma interna, aunque contaremos con el apoyo de Baleman & Partners. como despacho externo. Nos están ayudando mucho en la citada implementación del programa de cumplimiento normativo propio”.
La ayuda de esta firma profesional está sirviendo para redactar los documentos que son necesarios para implementar dicho programa de compliance, también para dar explicaciones sobre los contenidos de dichos documentos “El tema es complejo, pero estamos entendiendo la importancia del compliance”.
En este contexto, tras las sesiones formativas impartidas por los profesores del IECOM; la propia TALSA diseñó su mapa de riesgos en función de la actividad de la empresa así como la puesta en marcha otros programas formativos dentro de la compañía. “
A la finalización del Programa el despacho profesional que ha asesorado a TALSA realizó una evaluación del cumplimiento por parte del participante de los requisitos establecidos en la Norma UNE 19601. “Esta evaluación ha sido importante y nos va a ayudar a culminar nuestro modelo de compliance cuando se levanten las restricciones”, indica Eduardo Echavarría.
Nuestro interlocutor nos señala la implicación total de su empresa por el compliance, como una actividad que puede ayudar a mejorar notablemente, tanto a nivel de negocio como desde el punto de vista reputacional.
“Está claro que es una obligación legal para muchas empresas pero también hay que verlo como una herramienta que nos puede hacer mejores a nivel empresarial. Creo que nos tiene que ayudar a hacer negocio con plenas garantías y menos riesgos, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras”, aclara este empresario.